No existe una definición única y precisa del concepto de desarrollo rural, sino que existen varias definiciones que cambian según el lugar y el momento en el que se abordan y que además van añadiendo matices a la terminología en función de la evolución del concepto con el paso del tiempo.
Para algunas personas especializadas[1] en la materia, la aparición del Country Life Movement (CLM) en USA a principios del siglo XX se considera el origen de actuaciones específicas de desarrollo en el medio rural.
Para otras[2], el desarrollo rural es una consecuencia lógica de las políticas de desarrollo económico que se llevaron a cabo a principios del siglo XIX en Europa, y cuyas primeras referencias a este concepto aparecen ligadas a las propia constitución de la antigua Comunidad Europea y a iniciativas de intervención que se pusieron en marcha en relación con las diferentes políticas agrarias. Si bien el tratado de Roma de 1957, que dio lugar a la Política Agraria Comunitaria (PAC) no habla explícitamente de desarrollo rural, marcó un hito en lo que se refiere al interés de las zonas agrarias-rurales.
Otras tendencias[3] empiezan a hablar de desarrollo rural a finales de los años 70/80 cuando se empieza a tomar conciencia de los problemas que afectan a las zonas rurales y comienzan a desarrollarse políticas y estrategias diferentes entre las que se encuentran las bases del desarrollo rural.
A partir de los años 70 empieza a hablarse de desarrollo rural integrado[4], que se considera como «intersectorial» o integrador de las políticas sectoriales en una estrategia común, no tratándose ya de un desarrollo económico únicamente sino que trata de mejorar el nivel de vida y el bienestar de las poblaciones rurales y que abarca las siguientes características: a) enfoque intersectorial con base territorial, b) enfoque descentralizado de dichas políticas, c) incremento de la importancia de la participación social en las decisiones locales, d) rechazo a admitir la agricultura como el único posible eje y motor del desarrollo de las sociedades rurales , e) estrategias de “Crecimiento con Equidad», f) atención especial a las Necesidades Básicas en las zonas rurales de los países en desarrollo, g) intento de basar el desarrollo en el uso y puesta en valor de los recursos locales, tanto humanos como materiales.
En los años 70 se inicia también el concepto de desarrollo rural endógeno[5] que tiene «por objetivo incrementar el bienestar rural mediante el establecimiento de actividades económicas y socioculturales utilizando básicamente sus propios recursos humanos y materiales y cuya estrategia se construye a través de: a) el desarrollo a partir de los propios recursos, b) reordenación de los recursos naturales hacia producciones con posibilidad de industrialización, c) integración agricultura-industria, d) creación de infraestructuras básicas para el desarrollo, e) promoción y gestión de la inversión y f) conservación medio ambiente y espacios naturales.
Sin embargo, y a pesar de las diferentes visiones e interpretaciones sobre el origen del concepto de desarrollo rural, hay consenso en lo que se refiere a su definición sobre la importancia de lo rural dentro de los procesos de desarrollo globales y la relación del proceso con la mejora de la calidad de vida y del bienestar de la población. Esto puede verse además en la adaptación y evolución del concepto de desarrollo rural desde las políticas de desarrollo puramente económico a las políticas de desarrollo social.
Esta evolución del concepto de desarrollo se vio marcada por la “Conferencia de las Naciones Unidas sobre Ambiente y Desarrollo”, celebrada en 1992 en Río de Janeiro y que marcó un hito al centrar la atención mundial en la idea de que el desarrollo sostenible requiere la integración y equilibrio del desarrollo social, económico y ambiental.
A partir de los años 90, al concepto de desarrollo rural se le asocia el concepto de renacimiento del mundo rural[6], a través del cual se pretende luchar contra el declive de las áreas rurales, lograr una repoblación y por lo tanto una reestructuración social y económica con los objetivos siguientes:
- Mejorar la calidad de vida de la población en los espacios rurales.
- Crear un empleo más estable, productivo y remunerado y socialmente satisfactorio para la población rural a través de la especialización y diversificación de las actividades económicas.
- Mantener la densidad óptima de población y o mantenimiento de la población en el medio rural.
- Una mayor participación de la población rural en la toma de decisiones en relación con el desarrollo y su bienestar.
- Regenerar y dinamizar el tejido socio económico, así como mejorar el acceso a las medidas de producción.
- Ordenar, conservar y proteger el medio ambiente
- Conseguir una mayor unión entre los espacios urbanos y los espacios rurales.
Para contribuir a hacer frente a comportamientos y prácticas insostenibles se introdujo en Río 92 el concepto de ADRS (Agricultura y Desarrollo Rural Sostenibles), definido por la FAO como un proceso que cumple estos criterios:
- Garantiza que los requerimientos nutricionales básicos de las generaciones presentes y futuras sean atendidos cualitativa y cuantitativamente, al tiempo que provee una serie de productos agrícolas.
- Ofrece empleo estable, ingresos suficientes y condiciones de vida y de trabajo decentes para todos aquellos involucrados en la producción agrícola.
- Mantiene, y allí donde sea posible, aumenta la capacidad productiva de la base de los recursos naturales como un todo, y la capacidad regenerativa de los recursos renovables, sin romper los ciclos ecológicos básicos y los equilibrios naturales, ni destruir las características socioculturales de las comunidades rurales.
- Reduce la vulnerabilidad del sector agrícola frente a factores naturales y socioeconómicos adversos y otros riesgos, y refuerza la autoconfianza.
La agenda 2000[7] contribuyó al diseño de políticas y estrategias de mejora de las condiciones de vida y trabajo en las zonas rurales, à través de un enfoque territorial frente al enfoque sectorial, que había sido el que había predominado hasta entonces. El informe mundial de 2015 de las Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio muestra que las desigualdades entre zonas urbanas y rurales siguen siendo pronunciadas, principalmente en lo que respecta al acceso al agua potable y a las instalaciones sanitarias.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenibles, lanzados en 2015, dan a lo rural una prioridad.
Según la FAO en 2015 casi el 80 por ciento de las personas extremadamente pobres viven en áreas rurales, donde la mayoría dependen de la agricultura, que además es el mayor empleador en el mundo. Además indica que el crecimiento agrícola en las economías agrarias y de bajos ingresos es al menos dos veces más eficaz que el crecimiento en otros sectores para la reducción del hambre y la pobreza.
En este sentido, las prioridades y políticas actuales de desarrollo rural están enmarcadas en las consecución de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, dando así a lo local un papel importante para la consecución de los mismos.
[1] Javier Calatrava, «Desarrollo rural: origen y evolución de políticas», 2017.
[2] J. Quintana y otros. Desarrollo rural en la Unión Europea: modelos de participación social, 1999.
[3] José Luis Serrano Lara, El papel de la mujer en las políticas de desarrollo rural, Universidad de Valencia, 2020.
[4] Javier Calatrava. «Desarrollo rural……»
[5] Domingo Márquez Fernández. Nuevos horizontes en el desarrollo rural, 2002.
[6] Idem
[7] Eduardo Ramos Real. El desarrollo rural en la agenda 2000, Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, 1999.